LA FERIA DE AYERBE

Ricardo Monreal narraba el 17 de septiembre de 1.933 para el periódico Heraldo de Aragón que el 30 de junio de 1.510, el rey don Fernando el Católico concedió en Monzón al señor de Ayerbe, don Hugo de Hurriés, el privilegio de celebrar dos ferias cada año, aprovechándose del impuesto de  los derechos de feria.

Ayerbe cuestionó los derechos, litigó durante más de un siglo y al fin la ley  de 1.811, las gloriosas Cortes de Cádiz y la ley de 1.823 dieron por abolidos aquellos privilegios.

A finales de septiembre se celebraban las ferias, coincidiendo con la festividad de San Mateo. Se comerciaba con todo tipo de ganados y se instalaban numerosos barracones para la venta de otros artículos. Para distraer a los visitantes había representaciones teatrales y baile.

El 6 de mayo se celebraba otra feria, conocida entre los lugareños como "feria de los gitanos" o "feria del hambre". También duraba tres días, pero no se hacían tantos tratos como en la feria que se celebraba en septiembre.

Igualmente, todos los sábados había un ferial de cerdos.

Los feriantes que procedían de numerosos lugares de España, desplegaban sus mercancías en ambas plazas de la localidad. La plaza Alta se llenaba de puestos en los que abundaban los animales como burros, cerdos...., además de churrerías y puestos en los que se ponían a la venta los productos del campo como ajos, cebollas, melones, pimientos, melocotones... Si ibas a la plaza Baja  podías encontrarte vendedores de todo tipo de objetos como navajas, aperos para la labranza, cepos, juguetes para los críos...

En cualquier parte de Ayerbe había gente durante los días que duraba la feria. Toda la gente de los pueblos de alrededor como Bolea, Loarre, Aniés, Sarsamarcuello, Lupiñén  y un largo etcétera, acudían a la feria para comerciar con sus propios productos.

A finales de los años 50 desaparecieron estas ferias. Trataron de recuperarlas en la década de los 80 , pero no fue hasta el 22 de septiembre de 1.996 cuando volvimos a tener la ocasión de vivir una nueva edición de las ferias. Como cabía esperar, no iba a ser como antaño ni mucho menos, pero se intentó asemejar lo máximo posible. En las plazas de la localidad se ponen artesanos de la zona  y distintos chiringuitos en los que se ponen a la venta los productos de nuestro entorno . Además , hay demostraciones de como se hacían antaño los fideos, de encaje de bolillos....

Desde entonces, y gracias al esfuerzo y colaboración de todos los vecinos y de las instituciones, podemos disfrutar de la feria todos los años, en torno al 22 de septiembre.