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Mahoma
 

Mahoma nació en La Meca, en aquellos tiempos una pequeña localidad rodeada de desierto en la parte occidental de la península Arábiga, a pocos kilómetros del mar Rojo. Mahoma pertenecía al clan Hasim, de la tribu de los Qurays, y su padre, Abd Allah, murió antes de que él naciera, por lo que el huérfano fue acogido por su abuelo Abd al-Mutalib jefe de los Hasim. Los primeros años los pasó con su madre, Amina, una mujer de otro clan, que siguiendo la costumbre, para salvaguardarlo de los rigores del verano de La Meca, lo mandó al desierto, donde lo crió una nodriza beduina. Éstas se acercaban a La Meca dos veces al año, en primavera y otoño, para criar a los recién nacidos de ricas familias. Mahoma fue criado por Halima, esposa de un pastor saudí, que sintió pena al verlo tan desvalido, ya que el niño quedó huérfano de madre cuando contaba seis años de edad. Pronto le faltó también el abuelo y recibió el amparo de su tío Abu Talib, mercader y guardián de la Ka'ba, por lo que disfrutaba de rango sacerdotal. Como compañero de sus juegos de infancia tuvo a su primo Alí.
Contaba doce años de edad cuando se enroló por primera vez en la caravana de su tío tomando a su cargo el cuidado de los camellos. Su primer viaje fue a Damasco, en donde tuvo ocasión de contactar con los cristianos nestorianos, secta condenada en el Concilio de Éfeso (431) por negar el dogma de la Santísima Trinidad y el carácter divino de la maternidad de María. Según la leyenda el monje Bahira descubrió en el niño los indicios de la profecía y previno a sus familiares para que lo protegieran de los judíos.
Con su tío, Mahoma llegó a adquirir gran experiencia en la conducción de caravanas por el desierto, pero la falta de recursos le impidió independizarse. A los veinticinco años se casó con Hadicha, una viuda rica que antes de contraer matrimonio le puso a prueba enviándole con una de sus caravanas a Siria. Hadicha tenía alrededor de cuarenta años y le dio varios hijos, cuatro niñas y dos niños. Los varones murieron de forma prematura. Algunos autores ven en este hecho la causa de la simpatía de Mahoma hacia los niños con quienes solía jugar. Gracias a este matrimonio, pudo dedicarse a su oficio y hacer buenos negocios; Hadicha, por su parte, se distinguió también por ser una formidable compañera. En vida de ésta, no tomó a más mujeres como esposas, más tarde contaría incluso con un harén, aunque en todos los casos se trató de matrimonios por razones políticas. De los quince años que siguieron a esta unión no se sabe nada. Se trató de un tiempo durante el cual fue conocido como un hombre recto y fiel, dedicado a sus negocios, pero excluido de los principales círculos comerciales.
Hacia el año 610 Mahoma tuvo las primeras revelaciones. Tenía por costumbre retirarse a orar y a meditar en una cueva del monte Hira, y en ocasiones solía pernoctar allí una o dos noches. En una de las primeras ocasiones tuvo la visión de un ser glorioso que en un primer momento él identificó como Dios mismo y en otra visión posterior pensó que se trataba del arcángel Gabriel. Este ser glorioso le conminó a escribir el Corán (La lectura). Las revelaciones divinas se repetirían a lo largo de su vida con cierta frecuencia, y tanto Mahoma como sus discípulos se las aprendían de memoria. Como el soporte material de la escritura era raro en la zona, se cuenta que tras la muerte del profeta su secretario encontró pasajes del Corán escritos en trozos de papel, hojas de palma, piedras, omóplatos, costillas y trozos de cuero. La versión definitiva que se conoce del Corán, es decir, la totalidad de revelaciones que recibió Mahoma, es posterior al año 650, veinte años después de la muerte del profeta.
Algunas veces las revelaciones le producían ciertas reacciones físicas: sentía dolor y percibía un fuerte sonido, como de repicar de campanas; a veces, en días de frío, los acompañantes veían cómo gruesas gotas de sudor caían por su frente, mientras tenía lugar la revelación.
Mahoma empezó a predicar su doctrina tres años más tarde, hacia el 613. Entretanto se habían producido los primeros conversos. Su mujer Hadicha fue la primera y le apoyó en los momentos de crisis al experimentar las primeras visiones; ella y, principalmente Waraqa le convencieron del carácter profético de tales experiencias. Algunos testimonios dicen que el primer varón converso fue el liberto Zid b. Harita, mientras que otros apuntan que fue su primo Alí. Entre los primeros que se convirtieron se contaba su amigo el también mercader de La Meca Abu Bakr quien prestó gran ayuda al islam, sobre todo cuando ya se había constituido el Estado islámico. En las listas que se conservan de los primeros seguidores de Mahoma se puede ver que la mayoría eran jóvenes pertenecientes a las familias más influyentes de La Meca. Sin embargo, cuando Mahoma empezó a divulgar su doctrina, estas familias habían sido desplazadas por una nueva clase social, nacida con la prosperidad comercial de La Meca que planteó una viva oposición al profeta.
Inicialmente el islamismo se presentó como una continuación del cristianismo y del judaísmo, religiones que Mahoma conocía, pero la primera confrontación la tuvo con los árabes politeístas. El Dios único de Mahoma se podía adorar en la Ka'ba (edificio de La Meca, construido, según el Corán, por Abraham y que contiene la piedra negra que Gabriel le dio a Isaac), pero no así en otros tres santuarios consagrados a otros dioses y diosas en los alrededores de la ciudad. La oposición que sufrió en su ciudad natal se debía a razones políticas. El mundo árabe se hallaba dividido en clanes presididos por los hombres más sabios, de ahí que Abu Chahl, uno de sus más feroces enemigos, intuyera el peligro político que suponía Mahoma.
Pero en unos versículos iniciales del Corán se admitía implícitamente el politeísmo. Estos versos recibieron el nombre de «versículos satánicos», porque a decir de los musulmanes habían sido inspirados por Satanás en la primera versión, sin que Mahoma llegara a percibirlo.
Ante la creciente presión y persecución que sufría el islamismo después de la abolición de los «versículos satánicos», alrededor del año 615 se produjo una primera emigración a Abisinia.
En un principio, las presiones de Abu Chahl consistieron en no pagar deudas legítimas a aquellos musulmanes que no gozaban de la protección de ningún clan o clanes débiles; más tarde intentó que Abu Talib, tío de Mahoma y jefe del clan, le prohibiera la proclamación de la nueva fe. Abu Talib no aceptó porque habría sido deshonroso para su clan negar la protección a uno de los suyos -que, en consecuencia, se habría debilitado- y porque la nueva fe estaba de acuerdo en líneas generales con su política, contraria a los monopolios comerciales establecidos por los nuevos y ricos mercaderes surgidos al calor de la nueva prosperidad comercial.
En el año 619 murieron su tío y protector Abu Talib y su fiel esposa Hadicha. Su segunda esposa fue Sawda, viuda que se contaba entre las primeras conversas. Parece ser que Mahoma contrajo este matrimonio para evitar que Sawda lo hiciera con alguien de fuera del grupo. La jefatura del clan de los Hasim fue ocupada por el otro tío de Mahoma, Abu Lahab, que por intereses personales, y al parecer por presiones de Abu Chahl, retiró la protección al profeta.
Mahoma buscó refugio en la vecina ciudad de Al-Ta'if e intentó poner a sus habitantes en contra de La Meca. No alcanzó su objetivo e incluso fue apedreado por la multitud.
Pudo regresar a La Meca clandestinamente y obtener la protección de uno de los clanes pero se vieron limitadas sus actividades proselitistas. Durante ese tiempo, Mahoma intentó aliarse con varias tribus nómadas que por aquel entonces se hallaban en las cercanías de La Meca con motivo de alguna fiesta religiosa, pero tampoco tuvo éxito en sus negociaciones.
Con motivo de la peregrinación a la Ka'ba del año 620, Mahoma entró en contacto con seis ciudadanos de Medina que quedaron impresionados por su personalidad y pensaron que les podría ser útil. Se dice que, al año siguiente, estos mismos peregrinos, que representaban a la mayor parte de clanes de Medina, prometieron a Mahoma aceptarle como profeta y obedecerle. Este acontecimiento fue bautizado con el nombre de Primer Juramento de Al-Aqaba. Mahoma envió por delante a uno de sus hombres para que predicara su doctrina y a la vez le informara de la situación política en aquella ciudad. La emigración (hégira) a Medina se efectuó por grupos escalonados para no llamar la atención. Los últimos en partir fueron Mahoma, su amigo Abu Bakr, su primo Alí y algunos de sus familiares. Los años islámicos se cuentan a partir del 16 de julio de 622 fecha de la hégira.
 
El Estado islámico
En los primeros meses de su estancia se redactó la Constitución de Medina. Sin embargo, Mahoma era sólo un jefe religioso y jefe de los musulmanes emigrados, que eran considerados como un clan.
En abril de 623 Mahoma consumó el matrimonio, celebrado dos años antes en La Meca, con A'isa, de nueve años de edad, hija de Abu Bakr. Ese mismo año se iniciaron las correrías contra las caravanas mequíes. En el mundo árabe de aquel entonces era muy frecuente y estaba considerado casi como un deporte. Se trataba de un simple acto de pillaje en el que no había derramamiento de sangre, salvo en contadas ocasiones. Para evitar la violencia se solía pagar una indemnización. El primer muerto se produjo en el bando mequí en el año 624, durante el mes sagrado de la peregrinación, cuando se observaba una rigurosa tregua. La escaramuza más importante tuvo lugar el 15 de marzo de 624 en la batalla de Badr. Trescientos hombres de Mahoma derrotaron una gran caravana, custodiada por novecientos hombres, en la que tenían intereses la mayoría de comerciantes de La Meca. En la refriega pereció Abu Chahl y otros principales jefes de La Meca. Se cobraron, además, importantes rescates por los prisioneros, pero Mahoma perdonó a aquellos que no podían satisfacerlos.
Mahoma se apoderó de La Meca en el año 631, destruyó los ídolos y decretó una amnistía general. Tras sucesivas batallas logró someter a toda Arabia en el 632. Al paso de las tropas se producían conversiones masivas más o menos sinceras. Ese mismo año Mahoma en persona dirigió la peregrinación a La Meca, que se había convertido ya en un rito exclusivamente musulmán. El 15 de marzo del 632, aquejado de fiebres y fuertes dolores de cabeza, murió con el rostro apoyado en las rodillas de su joven esposa A'isa. Su suegro y amigo, Abu Bakr, sucedería al profeta en el califato.
 

 

 
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